Diplomado especialista en nutrición ante enfermedades cardiovasculares internacionales

Generales

Entender el factor de la nutrición en las enfermedades cardiovasculares...

El aparato circulatorio es el encargado de abastecer a todos los tejidos de nutrientes y oxígeno. Consta de cuatro partes: corazón, arterias, capilares y venas.

El corazón es un músculo resistente y fuerte, que actúa una bomba o motor, a pesar de ser poco más grande que el puño. Bombea sangre continuamente a través del sistema circulatorio o red de tubos elásticos que permiten que la sangre fluya por todo el organismo.

Las arterias se ocupan de distribuir la sangre por todas las partes del cuerpo.

Los capilares son el lugar donde se realizan los cambios gaseosos de sangre y tejidos.

Por último, las venas se encargan de devolver al corazón la sangre, reducida en oxígeno y nutrientes.

Hay muchos factores de riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares. Cuantos más factores de riesgo, o elementos que lo incrementen, mayores serán las probabilidades de desarrollar cardiopatías. Algunos no se pueden controlar, tales como la edad, sexo, origen étnico o antecedentes médicos familiares. Sin embargo, con otros si que es posible hacerlo, como por ejemplo el consumo de tabaco, los niveles elevados de grasas saturadas, colesterol y azúcares simples de la dieta y la hipertensión. Una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio físico regular y un tratamiento farmacológico adecuado son la solución para evitar complicaciones.

Los estudios revelan que la falta de actividad física aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Las personas sedentarias tienen el doble de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, en comparación con las que son más activas. Además, se ha podido vincular el exceso de peso corporal con enfermedades cardíacas coronarias, derrame cerebral, insuficiencia cardíaca congestiva e incluso muerte. El riesgo aumenta a medida que aumenta el sobrepeso.

Los niveles elevados de glucosa en sangre constituyen una condición que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas. Los diabéticos tienen un riesgo mayor de tener enfermedades cardíacas y derrame cerebral que personas que no padecen la enfermedad.

La diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y obesidad, a menudo van unidas y aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.

Para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares es necesario dejar de fumar, realizar ejercicio físico (al menos 30 minutos diarios, la mayor parte de los días de la semana o todos los días), revisar los niveles de la presión sanguínea, colesterol y azúcar en sangre (mantener bajo control), mantener un peso saludable (reducir peso en caso de sobrepeso u obesidad) y reducir el consumo de alimentos con un contenido alto de grasas saturadas, colesterol y azúcares simples.

Conocer los grandes grupos de las enfermedades del aparato circulatorio...

• Fiebre reumática aguda.
• Cardiopatías reumáticas crónicas.
• Enfermedades hipertensivas (incluyendo la eclampsia o hipertensión durante el embarazo).
• Cardiopatía isquémica (infarto de miocardio, angina de pecho).
• Enfermedad cardiopulmonar.
• Otras enfermedades del corazón como arritmias o insuficiencia cardíaca.
• Enfermedades cerebrovasculares como la hemorragia, derrame, embolia, trombosis, apoplejía cerebral o ictus.
• Enfermedades de las arterias como la aterosclerosis, aneurisma, embolia y trombosis arteriales.
• Enfermedades de las venas como las tromboflebitis.
• Malformaciones congénitas del sistema circulatorio.
• Muerte súbita.

Comprender las grasas que forman la dieta y su impacto sobre nuestro organismo...

El organismo, para su normal funcionamiento diario, necesita multitud de sustancias nutritivas que debemos obtener a partir de los diferentes alimentos que forman nuestra dieta. Las que se encuentran en mayor proporción y las que el cuerpo precisa en cantidades más elevadas se denominan macronutrientes e incluyen los azúcares o hidratos de carbono, proteínas y grasas o lípidos.

Las que precisa en pequeñas cantidades reciben el nombre de micronutrientes y son las vitaminas, minerales y fitoquímicos. Este grupo de sustancias es imprescindible para que se puedan realizar con éxito todas las reacciones bioquímicas que permiten la vida.

Los hidratos de carbono proporcionan energía inmediata y se encuentran en alimentos como los tubérculos, cereales, legumbres, miel, etc., las proteínas son esenciales para construir y regenerar tejidos o estructuras corporales en todas las etapas de la vida y las encontramos en alimentos como las carnes, pescados, huevos, legumbres y frutos secos, y las grasas constituyen la principal reserva energética para el organismo y se encuentran en alimentos de origen animal (lácteos enteros, carnes, pescados, embutidos, etc.) y de origen vegetal (aceites, frutos secos, etc.).

Los desequilibrios en el metabolismo de este último grupo de nutrientes son los responsables de la aparición de dislipemias.

Específicos

Descubrir los efectos de los nutrientes...

Proteínas. El organismo las emplea para construir y renovar sus tejidos constantemente. Se caracterizan por desempeñar multitud de funciones en las células: constituyen la estructura básica de los tejidos (músculos, tendones, piel, uñas, etc.), son energéticas (1 gramo de proteína aporta alrededor de 4 kcal.), desempeñan funciones metabólicas y reguladoras (asimilación de nutrientes, transporte de oxígeno y de grasas en la sangre, inactivación de materiales tóxicos o peligrosos, etc.), actúan como anticuerpos y definen la identidad de cada ser vivo, ya que constituyen la base de la estructura del código genético (ADN) y de los sistemas de reconocimiento de organismos extraños en el sistema inmunitario. Son moléculas de gran tamaño formadas por largas cadenas lineales de aminoácidos, unidos en una secuencia característica y propia para cada proteína. Existen 22 aminoácidos necesarios para el crecimiento y metabolismo de los humanos. De estos, 8 se consideran aminoácidos esenciales y solo podemos aportarlos a través de la alimentación. Son la fenilalanina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, treonina, triptófano y valina (solo en niños la arginina y la histidina), y se combinan entre sí y con otros muchos presentes en el organismo con el objetivo de sintetizar nuevas proteínas. El déficit de aminoácidos esenciales limita el desarrollo del organismo, ya que sin ellos no es posible reponer las células de los tejidos que mueren o crear nuevos tejidos.

• Hidratos de carbono. Los hidratos de carbono, glúcidos o carbohidratos son la principal fuente inmediata de energía de nuestro organismo, por cada gramo obtenemos alrededor de 4 kilocalorías. Aparte de aportar calorías también son utilizados como elementos estructurales de los ácidos nucleicos y para formar estructuras como las glicoproteínas, mucopolisacáridos, glucolípidos, glucosaminoglucanos y proteoglucanos. Todos nuestros tejidos los precisan, y son especialmente importantes para el sistema nervioso y cerebro, cuyas células necesitan un aporte diario estable de glucosa. Un aporte adecuado de glúcidos mejora el rendimiento físico (un aporte adecuado de energía está directamente relacionado con una buena respuesta física y con la productividad) e intelectual (favorece capacidades como la memoria, concentración, atención, alerta y creatividad). Es recomendable que un 50-60% de la ingesta energética provenga de hidratos de carbono en forma de glúcidos complejos. 
• Fibra vegetal. El nombre de fibra dietética o alimentaria hace referencia al material que forma las paredes de las células vegetales y constituye el esqueleto de sostén de las plantas. Se trata de un material que no es digerible por las enzimas digestivas del hombre, aunque si es parcialmente fermentable por las bacterias colónicas. Aunque no aporte calorías es indispensable para una buena digestión porque facilita el tránsito intestinal de los alimentos y regula la absorción de energía. Según las propiedades físicas y el efecto fisiológico que produce en nuestro organismo la podemos clasificar en fibra soluble e insoluble. La primera se compone por gomas, pectinas, mucílagos, polisacáridos de algas, fructopolisacáridos y fructooligosacáridos, almidón resistente, polidextrosa y betaglucanos. Puede disolverse en agua y se le atribuyen efectos hipocolesterolemiantes, moduladores de la glucemia pospandrial y de la insulinemia, antihipertensivos y antitrombóticos.
• Antioxidantes. Los antioxidantes protegen de enfermedades en las que existe un aumento del estrés oxidativo y de la producción de radicales libres, como por ejemplo la arteriosclerosis, los procesos de isquemia o el infarto de miocardio. Dada la alta reactividad de los radicales libres, si estos pudieran actuar a su libre albedrío, lo harían de forma descontrolada, reaccionarían con distintas moléculas y alterarían su estructura y función. El organismo cuenta con un mecanismo de defensa endógeno antioxidante para prevenir la producción de radicales libres altamente reactivos, detener o hacer más lenta la reacción en cadena que originan.