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La ansiedad en el personal de enfermería

Por ESHE
el 03/03/2020
  • Ansiedad
  • Enfermeria
  • OMS

La ansiedad en el personal de enfermería

Enfermera preocupada

 

Según la OMS, más de 260 millones de personas a nivel mundial tienen síntomas de ansiedad. Nos encontramos en la era del vivir deprisa y esperar resultados, de ese hacer más en menos tiempo y no detenernos a reflexionar cómo estamos. Es la época de la ansiedad, una condición psicológica que no hace excepciones y que afecta hasta a los profesionales del mundo sanitario, especialmente al personal de enfermería.

La preocupación por atender a todos los pacientes como se merecen, pero no disponer del tiempo necesario por la falta de personal y recursos, el afrontamiento de situaciones críticas y de riesgo vital como los últimos momentos de vida de una persona, la exigencia y el estrés continuos, los episodios de violencia, la falta de reconocimiento social o las consecuencias de trabajar por turnos son algunos de los factores que contribuyen a la experimentación de ansiedad en el personal de enfermería.

Se trata de una situación de gravedad cada vez más preocupante que implica no solo el desgaste de este tipo de profesionales, sino una disminución de su calidad de vida y el aumento de su malestar que inevitablemente influye de manera negativa en su rendimiento y en la atención y cuidados que proporcionan a los pacientes. Profundicemos.

 

Enfermero experimentando síntomas de ansiedad

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una reacción emocional que se relaciona con la anticipación de peligros futuros, indefinibles e imprevisibles. Se trata de un estado que funciona como mecanismo de alarma y que se activa cuando la persona percibe una posible amenaza.

En un principio, la ansiedad no es negativa, ya que actúa como mecanismo de protección para asegurar integridad y supervivencia, lo que ocurre es que puede transformarse en patológica y ahí es cuando comienzan a aparecer las verdaderas dificultades y problemas.

Cuando alguien experimenta ansiedad patológica, además de percibir como amenazante una situación que realmente no lo es, también se percibe como incapaz de hacerle frente. Así, se comienza a sumergir en una espiral de intenso malestar y sufrimiento fruto de sus pensamientos que deriva en síntomas físicos y psicológicos:

  • Sudoración, mareo o sequedad de la boca.
  • Preocupación excesiva o rumia.
  • Temblores y aumento de la tensión muscular.
  • Náuseas, vómitos e inquietud motora.
  • Hipervigilancia.
  • Taquicardia.
  • Problemas de sueño.
  • Cambios de humor e irritabilidad.
  • Conductas de evitación y aislamiento social.

Si estos síntomas se mantienen a largo plazo, la persona puede llegar a experimentar burnout, fatiga por compasión u otros problemas de salud mental relacionados como depresión.

La ansiedad en el personal de enfermería suele estar relacionada con la disminución de los sentimientos de autoeficacia, esto es, con no percibirse capaz de afrontar las diferentes situaciones relacionadas con su profesión. De hecho, según un estudio publicado en Archivos de Prevención de Riesgos Laborales, los enfermeros/as que tienen una especialidad sufren menos ansiedad que los generalistas. Esto se atribuye principalmente al sentimiento de seguridad experimentado por los años de formación específica correspondientes a la especialidad.

Otros factores importantes relacionados con la ansiedad en el personal de enfermería son el grado de responsabilidad, la tendencia al perfeccionismo, la necesidad de control, las dificultades del trabajo en equipo y el descuido de incluir hábitos saludables en el día a día, entre otros. De alguna forma, todos ellos son factores que si no se saben gestionar se convierten en potencialmente estresantes y ante los cuales se puede desarrollar ciertas expectativas o pensamientos irracionales que predisponen a experimentar ansiedad y sentimientos de ineficacia.

 

Ansiedad en el personal de enfermería y rendimiento

Un aspecto importante que se ve afectado por la ansiedad es el rendimiento. Si bien unos niveles de ansiedad mínimos favorecen un mejor rendimiento debido a los niveles de activación, cuando esta es excesiva puede causar verdaderos estragos en el desempeño laboral, ya que si se traspasan los niveles óptimos, el rendimiento disminuye progresivamente y se puede actuar torpemente. Una relación que se explica a través de la ley de Yerkes y Dodson.

Así, si el personal de enfermería presenta unos niveles de activación exagerados, fruto de su ansiedad es muy probable que desarrolle sus tareas de forma imprecisa. Desde cometer fallos y errores a la hora de tomar decisiones hasta llegar a desatender las necesidades de los pacientes.

Enfermera con ansiedad

 

¿Cómo afrontar la ansiedad?

Como vemos, la ansiedad en el personal de enfermería es un asunto que no debe pasar de largo y ante el que es preciso desarrollar medidas y estrategias para prevenirlo y en el caso de que se experimente disminuirlo. Así, entre ellas, destacamos las siguientes:

  • Aceptar que se experimenta ansiedad. El primer paso para afrontar la ansiedad consiste en aceptar que se experimenta. Solo así es posible comenzar a trabajar sobre los aspectos cognitivos, emocionales y conductuales derivados de este estado. Si, por el contrario, la persona niega que la experimenta, el malestar aumentará así como las consecuencias derivadas de ello.
  • Expresar sentimientos. Otro aspecto importante es hablar sobre cómo uno se siente. Poner nombre a las emociones y sentimientos actúa como desahogo y aunque esto no ponga fin a la ansiedad, sí que actúa como desahogo y descarga emocional. A menudo, el personal de enfermería tiene una gran carga laboral que afecta a su estado de ánimo, si es capaz de verbalizarlo reducirá en algunos casos sus niveles de tensión.
  • Técnicas de relajación y mindfulness. Este tipo de técnicas, métodos y ejercicios han probado su eficacia ante los estados de ansiedad y estrés. Su práctica continuada influye de manera positiva no solo en la toma de decisiones y la mejora de los niveles de concentración, sino también en el trato con los pacientes y la gestión emocional.
  • Entrenamiento en respiración. La respiración profunda ayuda a calmar el estrés, la ansiedad y los estados de agitación. De hecho, según la revista Harvard Health respirar lento produce múltiples beneficios a nivel físico. Para ello es importante conocer cómo llevar a cabo la respiración diafragmática.
  • Descansar. Aunque a día de hoy suele estar desvalorizado o incluso mal visto, el descanso es fundamental para reponerse a todos los niveles y más si a nivel laboral se trabaja por turnos o se hacen frente a situaciones estresantes.
  • Hábitos de vida saludables. Mantener una alimentación sana y equilibrada, beber agua y hacer ejercicio físico son aspectos esenciales para el autocuidado. De hecho, el deporte es una de las recomendaciones más comunes para combatir los estados de estrés y ansiedad, ya que gracias a su práctica se liberan una serie de hormonas como las endorfinas o la serotonina que están implicadas en la mejora del estado de ánimo.
  • Pedir ayuda. Si se experimenta una ansiedad desbordante ante la que no se sabe cómo actuar o incluso la persona siente que ha perdido totalmente el control de cómo se siente y sufre un gran malestar lo recomendable es pedir ayuda a profesionales especializados. Ellos realizarán una valoración integral de la situación y decidirán qué tratamiento es el más adecuado para cada caso.

Mejorar las condiciones laborales del personal de enfermería. A pesar de que es una medida que no depende de la persona afectada es importante que se tenga en cuenta en cualquier contexto laboral, en este caso en el ámbito sanitario. Conocer las necesidades de los profesionales, los niveles de estrés a los que se encuentran sometidos y las condiciones laborales en las que trabajan es imprescindible para proporcionar medidas saludables en su día a día en el trabajo.

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