Según la OMS, más de 260 millones de personas a nivel mundial tienen síntomas de ansiedad. Nos encontramos en la era del vivir deprisa y esperar resultados, de ese hacer más en menos tiempo y no detenernos a reflexionar cómo estamos. Es la época de la ansiedad, una condición psicológica que no hace excepciones y que afecta hasta a los profesionales del mundo sanitario, especialmente al personal de enfermería.
La preocupación por atender a todos los pacientes como se merecen, pero no disponer del tiempo necesario por la falta de personal y recursos, el afrontamiento de situaciones críticas y de riesgo vital como los últimos momentos de vida de una persona, la exigencia y el estrés continuos, los episodios de violencia, la falta de reconocimiento social o las consecuencias de trabajar por turnos son algunos de los factores que contribuyen a la experimentación de ansiedad en el personal de enfermería.
Se trata de una situación de gravedad cada vez más preocupante que implica no solo el desgaste de este tipo de profesionales, sino una disminución de su calidad de vida y el aumento de su malestar que inevitablemente influye de manera negativa en su rendimiento y en la atención y cuidados que proporcionan a los pacientes. Profundicemos.
La ansiedad es una reacción emocional que se relaciona con la anticipación de peligros futuros, indefinibles e imprevisibles. Se trata de un estado que funciona como mecanismo de alarma y que se activa cuando la persona percibe una posible amenaza.
En un principio, la ansiedad no es negativa, ya que actúa como mecanismo de protección para asegurar integridad y supervivencia, lo que ocurre es que puede transformarse en patológica y ahí es cuando comienzan a aparecer las verdaderas dificultades y problemas.
Cuando alguien experimenta ansiedad patológica, además de percibir como amenazante una situación que realmente no lo es, también se percibe como incapaz de hacerle frente. Así, se comienza a sumergir en una espiral de intenso malestar y sufrimiento fruto de sus pensamientos que deriva en síntomas físicos y psicológicos:
Si estos síntomas se mantienen a largo plazo, la persona puede llegar a experimentar burnout, fatiga por compasión u otros problemas de salud mental relacionados como depresión.
La ansiedad en el personal de enfermería suele estar relacionada con la disminución de los sentimientos de autoeficacia, esto es, con no percibirse capaz de afrontar las diferentes situaciones relacionadas con su profesión. De hecho, según un estudio publicado en Archivos de Prevención de Riesgos Laborales, los enfermeros/as que tienen una especialidad sufren menos ansiedad que los generalistas. Esto se atribuye principalmente al sentimiento de seguridad experimentado por los años de formación específica correspondientes a la especialidad.
Otros factores importantes relacionados con la ansiedad en el personal de enfermería son el grado de responsabilidad, la tendencia al perfeccionismo, la necesidad de control, las dificultades del trabajo en equipo y el descuido de incluir hábitos saludables en el día a día, entre otros. De alguna forma, todos ellos son factores que si no se saben gestionar se convierten en potencialmente estresantes y ante los cuales se puede desarrollar ciertas expectativas o pensamientos irracionales que predisponen a experimentar ansiedad y sentimientos de ineficacia.
Un aspecto importante que se ve afectado por la ansiedad es el rendimiento. Si bien unos niveles de ansiedad mínimos favorecen un mejor rendimiento debido a los niveles de activación, cuando esta es excesiva puede causar verdaderos estragos en el desempeño laboral, ya que si se traspasan los niveles óptimos, el rendimiento disminuye progresivamente y se puede actuar torpemente. Una relación que se explica a través de la ley de Yerkes y Dodson.
Así, si el personal de enfermería presenta unos niveles de activación exagerados, fruto de su ansiedad es muy probable que desarrolle sus tareas de forma imprecisa. Desde cometer fallos y errores a la hora de tomar decisiones hasta llegar a desatender las necesidades de los pacientes.
Como vemos, la ansiedad en el personal de enfermería es un asunto que no debe pasar de largo y ante el que es preciso desarrollar medidas y estrategias para prevenirlo y en el caso de que se experimente disminuirlo. Así, entre ellas, destacamos las siguientes:
Mejorar las condiciones laborales del personal de enfermería. A pesar de que es una medida que no depende de la persona afectada es importante que se tenga en cuenta en cualquier contexto laboral, en este caso en el ámbito sanitario. Conocer las necesidades de los profesionales, los niveles de estrés a los que se encuentran sometidos y las condiciones laborales en las que trabajan es imprescindible para proporcionar medidas saludables en su día a día en el trabajo.