Las venas son vasos del sistema circulatorio que apoyan la circulación transportando la sangre hacia el corazón. En este sentido, la sangre fluye por el sistema circulatorio y transporta nutrientes, oxígeno y agua a las células de todo el cuerpo.
En ocasiones, es necesario administrar medicación, soluciones de nutrición parenteral o transfundir hemoderivados a través de la sangre y, cuando estas acciones son muy repetitivas, se puede utilizar un reservorio subcutáneo.
¿Quieres saber qué es un reservorio subcutáneo y cuáles son sus indicaciones, contraindicaciones o cuidados? ¡Sigue leyendo! Te lo contamos todo en este artículo.
El reservorio venoso subcutáneo es un dispositivo implantable para acceso venoso permanente y de larga duración. Se trata de un dispositivo metálico pequeño que consta de una cámara con superficie de silicona donde se pincha. Esta cámara está conectada con un catéter que va por debajo de la piel hasta llegar a una vena de calibre grueso.
Suelen ser de dos tipos: aquellos que van directos a una vena grande central del tórax, normalmente en la vena cava superior (reservorios venosos centrales), o los que se colocan en la parte superior de los brazos y a través de las venas periféricas grandes y permiten conducir el catéter hasta alcanzar la zona de la vena cava superior (reservorios venosos centrales a través de acceso periférico).
En este sentido, existen diferentes clases de dispositivos, aunque el más utilizado es el sistema Port-a-cath, formado por un catéter de silicona o poliuretano pegado a un reservorio o puerto de titanio, acero inoxidable o polisulfona, con un septum de silicona con autocierre, que, en su base, posee orificios para su fijación en el tejido celular subcutáneo.
Los dispositivos de puerto venoso central están indicados para pacientes que necesitan terapia intravenosa a largo plazo. Además, los pacientes oncológicos pueden requerir la administración intermitente de quimioterapia, nutrición parenteral, infusiones o transfusión de sangre.
Precisamente, si es un tratamiento de quimioterapia que dura varios meses, el paciente precisa de un acceso venoso repetido o continúo. Estos tratamientos irritan y estropean las venas, pero, con el reservorio, se previenen esos riesgos.
Además, disminuye el dolor y la ansiedad del paciente en la venopunción, facilita el tratamiento ambulatorio y evita la aparición de infecciones, coagulación y extravasaciones.
A la hora de llevar a cabo el procedimiento del reservorio venoso subcutáneo, hay una serie de materiales de los que son necesarios disponer:
Una vez tenemos los materiales necesarios, es hora de empezar el procedimiento. Lo primero que debemos de hacer es informar al paciente del procedimiento en sí y solicitar su colaboración, además de preservar la intimidad del paciente.
Posteriormente, realizamos el lavado de manos, preparamos el campo estéril y material y colocamos al paciente en posición de decúbito supino o semi-Fowler. Después, localizamos el reservorio y palpamos la zona de punción, al igual que el catéter. Nos colocamos los guantes estériles y desinfectamos la zona de punción, tenemos que esperar hasta que esté seca.
Purgamos el equipo de extensión y la aguja con suero fisiológico y clampamos el sistema. Fijamos los dedos de la mano no dominante, pedimos al paciente que haga una inspiración profunda mientras insertamos la aguja perpendicularmente a través de la piel hacia la membrana del reservorio, hasta notar que tocamos la base de la cámara.
Descamplamos el sistema y aspiramos para comprobar la permeabilidad (se debe observar el reflujo de sangre) y, si es preciso, extraemos analítica. Realizamos un lavado con 10 cc de SF y, si se va a administrar medicación, hemoderivados o nutrición, conectamos el sistema de infusión.
Aseguramos la aguja Gripper a la piel con apósito estéril y, tras finalizar la administración, lavamos con 10 cc de SF y heparinizamos el RVS con 5 cc de la dilución de 1 cc de Heparina Na+ al 1% más 9 cc de SF (sellado con presión positiva: evita reflujo de sangre a la cámara). Presionamos durante unos minutos y colocamos un apósito estéril en la zona de punción.
Es preciso valorar el estado de la piel antes de pinchar el RVS (eritema, hinchazón o hipersensibilidad, etc.) y utilizar siempre agujas Huber o Gripper (bisel especial), así evitamos lesionar la piel y la membrana de la cámara.
Para un reservorio funcione es muy importante el mantenimiento y cuidado del mismo. Por eso, cada vez que se utilice y se administre la medicación, se debe limpiar con una irrigación de suero fisiológico y, posteriormente, sellarse con solución de heparina.
Como hemos dicho anteriormente, el reservorio subcutáneo es un dispositivo que se implanta en el organismo y que consta de una cámara cuya membrana es de silicona y un catéter que surge de dicha cámara. Entre las indicaciones más comunes para este dispositivo se encuentra la administración de productos sanguíneos, administración de quimioterapia, antibioterapia, medicación intravenosa y extracciones sanguíneas.
También se utiliza para nutrición parenteral ambulatoria, hemodiálisis, medicaciones distanciadas cuando el acceso vascular es difícil.
A pesar de que tiene un gran número de indicaciones, también tiene una serie de contraindicaciones, como neumotórax, lesión nerviosa de plexo braquial, hematoma y hemorragia posquirúrgica, arritmia cardíaca, perforación por malposición y perforación del miocardio y taponamiento cardíaco.
También se pueden producir complicaciones mecánicas, como trombosis venosa, oclusión por abordaje insuficiente de la subclavia, oclusión por acodamiento, migración espontánea del catéter, y complicaciones infecciosas, como infección del bolsillo subcutáneo, infecciones derivadas del mal uso, necrosis de la piel, dehiscencia de sutura, bacteriemia, sepsis y shock séptico.
Otras complicaciones pueden ser desconexión del catéter con el portal y extravasación, rotura de la membrana de silicona y decúbito en la zona del implante del portal-reservorio.
Después del uso del reservorio, se deberá limpiar con suero fisiológico y, como hemos dicho antes, se sellará con una solución de heparina que evitará la obstrucción del catéter. Si durante 6 u 8 semanas no se utiliza, se realizará la misma limpieza.
Es necesario destacar que el reservorio no se puede manipular, puesto que está debajo de la piel, por lo que será una enfermera la encargada del cuidado y mantenimiento para lo que necesita estar adecuadamente formada. En nuestro catálogo puedes encontrar el Curso en actualización en Atención de Enfermería en situaciones de urgencia cardiorespiratoria con el que podrás actualizar tus conocimientos para el cuidado de pacientes críticos.
Si es un paciente controlado por el Servicio de Hematología, se le debe realizar un análisis de sangre de forma periódica para control. Además, el paciente puede realizar una vida totalmente normal, pero evitando los golpes en la zona de cirugía.
También es importante notificar su existencia cuando se vayan a realizar pruebas diagnósticas o exploraciones, aunque no es peligroso para la salud del paciente, es conveniente informar sobre ello.