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¿Qué es la vigorexia? Síntomas, causas y tratamientos

Por ESHE
el 17/06/2021
  • Enfermedad Mental
  • Vigorexia

Muchas personas son las que sufren ansiedad relacionada con su imagen corporal.

Desde hace mucho tiempo, son muchas las mujeres que han sufrido ansiedad relacionada con su imagen corporal. Una ansiedad que va desde la simple infidelidad con la forma y peso hasta un trastorno alimentario grave, como es la anorexia nerviosa o la bulimia.

En la mayoría de los casos, las causas de estos problemas están en las actitudes sociales, que promueven tipos de cuerpos muy delgados. La moda y la publicidad, sobre todo, han ido marcando estereotipos de belleza a lo largo del tiempo, creando un modelo que, en ninguna de sus manifestaciones, se ajustan a la mujer o al hombre real.

En este sentido, los hombres también muestran estas inquietudes, es decir, persiguen una imagen corporal muscular idealizada como principal objetivo de su entrenamiento como deportista o en el gimnasio. El problema llega cuando tener ese tipo de cuerpo se convierte en una obsesión y afecta incluso a su salud.

Es cuando se produce la vigorexia, que se puede definir como lo contrario a la anorexia. En este artículo, vamos a profundizar en esta patología, explicando sus posibles causas, síntomas, tratamientos y cómo se puede prevenir. ¿Estás preparado?

 

¿Qué es la vigorexia?

La vigorexia, es un trastorno mental que hace las personas se obsesionen con las imperfecciones físicas.La vigorexia, o dismorfia muscular, es un trastorno mental que lleva a las personas que la padecen a obsesionarse con las imperfecciones físicas, tanto que puede llegar a un nivel patológico. De hecho, es una preocupación patológica con los músculos y la delgadez, por lo que afecta, principalmente, a los culturistas masculinos.  

Esta patología implica la creencia de una persona de que su cuerpo no es lo suficientemente musculoso y que debe mejorar constantemente su apariencia. La búsqueda para mejorar el propio cuerpo requiere una cantidad excesiva de tiempo y esfuerzo, lo que lleva a descuidar otros aspectos de la vida diaria para centrarse en el control de peso, las rutinas de ejercicio y un régimen dietético estricto. Además, es común el uso de esteroides anabólicos.

La vigorexia también puede ser conocida como el complejo de Adonis o anorexia inversa. En los casos de anorexia, las personas tienen una preocupación excesiva por su peso y lucen una figura delgada mientras que en la vigorexia es todo lo contrario, la mayor preocupación es no verse demasiado débiles.

Quienes padecen vigorexia se sienten y se consideran pequeños y débiles, tienen una imagen distorsionada de sí mismos. Por lo tanto, se obsesionan con los hábitos alimenticios y con las rutinas de ejercicio, los cuales aumentan en alta intensidad.

En este sentido, los hábitos alimenticios cambian radicalmente, las personas con vigorexia consumen una dieta baja en grasas, alta en proteínas y carbohidratos, que se complementan con diversas sustancias, como esteroides u hormonas, para acelerar los cambios físicos.

Lo cierto es que estos hábitos alimenticios, más una medicación sin supervisión y el ejercicio excesivo, pueden desarrollar problemas de salud graves para la persona, que pueden incluso poner en peligro su vida. Además, no solo está en juego su vida, sino también sus relaciones familiares y sociales, puesto que las personas con esta enfermedad dedican la mayor parte de su tiempo al ejercicio, se alejan de su entorno y abandona sus grupos sociales.

Todavía existe cierto debate en la comunidad médica sobre si la vigorexia debe clasificarse simplemente como un trastorno dismórfico corporal o si tiene más en común con los trastornos alimentarios o la adicción.

 

Principales causas y síntomas

Como hemos comentado anteriormente, la vigorexia implica una insatisfacción específica con la musculatura más que con el cuerpo en su conjunto, con una discrepancia entre lo imaginado y lo real. Al enfocarse abiertamente en la imagen corporal, algunas personas se ven inducidas a desear una figura inalcanzable.

Existen diversas causas y factores personales, familiares y sociales que pueden generar la vigorexia, aunque las más habituales son las siguientes:

 

Causas mas habituales de la vigorexia.

Teniendo en cuenta estas causas, podemos decir que la vigorexia puede afectar a cualquier persona, aunque es más frecuente en hombres que en mujeres.

A medida que las influencias sociales cambian y promueven un físico más musculoso, los niños, cada vez más jóvenes, corren un riesgo mayor de desarrollar trastornos de la imagen corporal. De hecho, la sociedad está preparando un escenario para una generación de niños y niñas que no van a estar satisfechos con sus cuerpos, no porque no sean atractivos, sino porque la sociedad les dice que no lo son.

En cuanto a los síntomas, entre los más comunes se incluyen baja autoestima, tomar nota del peso a diario, realizar un estricto entrenamiento diario, adorar al cuerpo, agregar a las dietas el consumo de productos con esteroides y anabólicos, estar constantemente observándose en el espejo para comprobar el cambio físico, modificar los hábitos alimenticios y que una persona deje de lado sus actividades y relaciones sociales para realizar ejercicios constantemente.

 

¿Cuál es el diagnóstico y los tratamientos de la vigorexia?

Generalmente, la vigorexia se diagnostica cuando alguien muestra constantemente comportamientos como la priorización del ejercicio y mantener el tumbo con la dieta por encima de todo, tener miedo de mostrar el propio cuerpo, experimentar aislamiento social o pérdida del trabajo debido a la dedicación a un régimen de acondicionamiento físico o la realización de ejercicio independientemente de las lesiones físicas y tomando esteroides anabólicos.

Los profesionales de la salud diagnostican la vigorexia con preguntas al paciente.Para evaluar la presencia de vigorexia, se pueden hacer algunas preguntas, aunque hay que destacar que no hay un número particular de preguntas ni un momento específico, sino que estas preguntas sirven como guía para que el médico conecte las piezas del rompecabezas.

En este sentido, una vez diagnosticado, uno de los mayores obstáculos es convencer al paciente de que acepte ayuda, puesto que las personas con vigorexia no suelen buscar tratamiento.

Este tratamiento debe centrarse, inicialmente, en normalizar los patrones de alimentación y ejercicio y en abordar los pensamientos obsesivos. Si se trata de abuso de esteroides, se debe tener un especial cuidado y precaución.

Algunos tratamientos médicos son, por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a identificar patrones de pensamiento y a cambiar la forma en la que responde el cerebro, la terapia de exposición, que puede ayudarlo a encontrar formas alternativas de hacer frente a las preocupaciones negativas, y el reentrenamiento perceptivo, para cambiar la forma en la que ve su cuerpo.

También existen algunas medidas de autocuidado, que la persona puede intentar hacer por su cuenta, como limitar su ejercicio y actividades de levantamiento de pesas; detener el uso de esteroides; eliminar rastreadores de calorías y aplicaciones de fitness de sus dispositivos; e identificar y abordar otros comportamientos que pueden influir en su afección.

 

¿Se puede prevenir la vigorexia?

Los profesionales de la fisioterapia y los entrenadores deportivos pueden utilizar varios recursos para abordar el problema de la vigorexia y ayudar en su prevención. No obstante, los recursos son solo beneficiosos cuando quienes los utilizan están debidamente formados.

El desarrollo de folletos deportivos y la oferta de discusiones de grupo, reuniones de equipo y, ocasionalmente, programas educativos, pueden aumentar la conciencia de los deportistas y entrenadores sobre este trastorno.

Para prevenir la vigorexia es recomendable que los ejercicios que hagamos sea supervisados por un entranador personal.Las principales recomendaciones a la hora de prevenir la vigorexia se centran en que los programas de ejercicios estén supervisados por un entrenador profesional, que se realicen exámenes físicos para determinar el estado de salud, las necesidades y capacidades del individuo y que los ejercicios se adecúen al nivel físico de la persona.

También es importante que la persona evite pensamientos negativos acerca de su estado físico y que se detenga el ejercicio en el momento en el que sienta fatiga, cansancio o dolor muscular.

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