Es un hecho que todas las personas, en un algún momento determinado de su vida, han soltado alguna que otra “mentirijilla” por diferentes motivos. Y lo cierto es que es normal.
En diferentes situaciones de la vida cotidiana, la mentira está presente y es considerada como un antivalor moral, siempre tiene una connotación negativa, pero su uso está muy extendido desde el punto de vista biológico, como mecanismo de supervivencia, y en el ser humano, desde el punto de vista de integración social.
En el ámbito de la salud, la mentira cobra una especial relevancia, sobre todo porque afecta negativamente a la relación de confianza entre el médico y el paciente. No obstante, esta va más allá y, en ocasiones, se encuentra, incluso, integrada en enfermedades y síndromes.
Es el caso de los trastornos ficticios y, en concreto, del Síndrome de Munchausen. ¿Quieres saber en qué consiste exactamente este síndrome y por qué es tan importante que lo conozcas? ¡Sigue leyendo! En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre él.
El Síndrome de Munchausen, también conocido como trastorno ficticio, es cuando alguien intenta llamar la atención falsificando, induciendo y/o exagerando trastornos físicos, emocionales o cognitivos. De esta forma, esa persona miente sobre los síntomas, llegando incluso a sabotear las pruebas médicas o se hace daño a sí mismo para desarrollarlos.
Las personas con trastornos ficticios actúan de esta forma porque tienen la necesidad de que los demás los vean como personas enfermas o lesionadas, no porque tengan la intención de lograr un beneficio concreto, como obtener medicamentos. Precisamente, por eso se trata de un trastorno de salud mental, porque está asociado a graves dificultades emocionales.
Este síndrome lleva el nombre del barón Von Munchausen, un oficial alemán del siglo XVIII, conocido por “embellecer demasiado” su vida y sus experiencias, uno de los trastornos ficticios más graves.
Hay que destacar que la mayoría de los síntomas en las personas con este trastorno, como veremos en el siguiente epígrafe, están relacionados con enfermedades físicas (dolor en el pecho, problemas estomacales, fiebre…) más que con trastornos mentales.
El Síndrome de Munchausen es complejo y poco conocido, de hecho, muchas personas rechazan el tratamiento psiquiátrico o la elaboración de perfiles psicológicos. Además, no está claro por qué las personas, que padecen este síndrome, se comportan de esta manera.
Por tanto, la causa del Síndrome de Munchausen se desconoce actualmente, aunque son múltiples los grupos de investigación que están analizando el papel de los factores biológicos y psicológicos en su desarrollo. No obstante, sí que se han identificado algunos factores como posibles causas de este síndrome.
El primero de ellos es el trauma infantil, ya sea por negligencia y por abandono de los padres o por otro tipo de trauma. Así, puede fingir que está enfermo porque necesita sentirse importante y ser el centro de atención, porque tiene la necesidad de pasar la responsabilidad de su bienestar y cuidado a otras personas o porque quiere castigarse a sí mismo porque se siente indigno.
También hay evidencia que sugiere que las personas que se han sometido a procedimientos médicos extensos o han recibido atención médica prolongada durante la infancia o adolescencia, tienen más probabilidades de desarrollar ese síndrome cuando son mayores. Esto puede deberse a que asocian sus recuerdos de la infancia con la sensación de ser cuidados e intentan obtener los mismos sentimientos.
Otro de los factores que se ha identificado como posible causa es el desorden de personalidad. Un trastorno de la personalidad se define como una afección de salud mental que causa patrones de pensamiento y comportamiento anormales. Existen varios trastornos de la personalidad, aunque hay evidencias de que hay tres específicos relacionados con este síndrome:
En este sentido, puede ser que la persona tenga un sentido inestable de su propia identidad y también tenga dificultades para establecer relaciones significativas con los demás. Simular estar enfermo le permite adoptar otra identidad que lleva el apoyo y la aceptación de los demás y la admisión en el hospital le da un lugar en una red social.
En cuanto a los síntomas, como hemos comentado anteriormente, las personas con Síndrome de Munchausen producen o exageran deliberadamente los síntomas de varias formas. Pueden mentir o fingirlos, hacerse daño para provocarlos o alterar pruebas, como contaminar una muestra de orina.
Entre los principales signos de advertencia de este síndrome se encuentra un historial médico dramático, pero inconsistente, síntomas poco claros que no son controlables y que se vuelven más graves o cambian una vez que ha comenzado el tratamiento, recaídas predecibles después de la mejora de la afección, amplio conocimiento de hospitales y terminología médica, presencia de múltiples cicatrices quirúrgicas, aparición de síntomas nuevos o adicionales después de resultados negativos de la prueba, presencia de síntomas solo cuando el paciente está con otras personas o está siendo observado, disposición o entusiasmo para someterse a exámenes médicos y problemas de identidad y autoestima.
Diagnosticar y tratar el Síndrome de Munchausen es difícil debido a la deshonestidad de la persona. Por ello, el profesional de la salud debe descartar cualquier posible enfermedad física y mental antes de poder considerar un diagnóstico de este síndrome.
Si el médico no encuentra una razón física para los síntomas, o si el patrón de síntomas físicos que describe sugiere que pueden ser autoinflingidos, entonces deberá derivar a la persona a un psiquiatra o un psicólogo. Si eres profesional sanitario y quieres especializarte en salud mental, puedes realizar nuestro Máster en Enfermería en salud mental y psiquiátrica, te ayudará a diagnosticar y tratar enfermedades mentales.
Estos profesionales de la salud mental utilizarán herramientas de evaluación y entrevistas especialmente diseñadas para evaluar a la persona. Por tanto, el médico basa su diagnóstico en la exclusión de una enfermedad física o mental real, observando la actitud del paciente y su comportamiento.
¿Cómo se trata este síndrome? Aunque una persona con Síndrome de Munchausen busca activamente tratamiento para los diversos trastornos que inventa, generalmente no está dispuesta a admitir y buscar tratamiento para el síndrome en sí. Esto conlleva a que sea un gran desafío y que las perspectivas de recuperación sean malas.
Las personas que tienen Munchausen son genuinamente enfermos mentales, pero, a menudo, solo admiten tener una enfermedad física. Por eso, algunos expertos recomiendan que los profesionales de la salud adopten un enfoque suave y sin confrontación, aunque otros argumentan que deben confrontarlos directamente y preguntarle por qué ha mentido y si tiene estrés o ansiedad.
Lo cierto es que, si una persona admite su comportamiento, se le puede derivar a un psiquiatra para recibir tratamiento adicional. Si no admite haber mentido, la mayoría de los expertos coinciden en que el médico, a cargo de su atención, debe minimizar el contacto con él, puesto que la relación médico-paciente se basa en la confianza y, si el paciente le miente, el médico no puede seguir tratándolo.
Cuando se busca tratamiento, el primer objetivo es modificar el comportamiento de la persona y reducir el uso indebido o excesivo de los recursos médicos. Una vez que se alcanza este objetivo, el tratamiento busca resolver cualquier problema psicológico subyacente que pueda estar causando el comportamiento de la persona.
Al igual que en otros trastornos ficticios, el tratamiento principal es la psicoterapia, que se enfoque en cambiar el pensamiento y comportamiento del individuo, mediante la terapia cognitivo-conductual. No obstante, para ello es necesario que la persona admita que tiene un problema y coopere en el tratamiento.
Otro posible tratamiento es la terapia familiar, que puede ser útil para enseñar a los miembros de la familia a no recompensar ni reforzar el comportamiento de la persona con el trastorno. Además, también pueden conversar sobre cómo ha afectado este comportamiento a la familia y los cambios positivos que pueden realizar.
En cuanto a la farmacología, no existen medicamentos para los trastornos ficticios en sí, pero sí que se pueden usar para tratar cualquier enfermedad relacionada, como depresión o ansiedad. Es importante controlar cuidadosamente el uso de medicamentos, puesto que hay riesgo de que utilicen los medicamentos de manera nociva.
El Síndrome de Munchausen por poderes es un problema de salud mental en el que un cuidador causa una enfermedad o lesión en una persona bajo su cuidado, como un niño, un adulto mayor o una persona que tiene una discapacidad. Precisamente, debido a que las personas vulnerables son las víctimas, este síndrome es una forma de abuso infantil o abuso de personas mayores.
Así, el cuidador con Síndrome de Munchausen por poderes miente sobre sobre los síntomas, cambia los resultados de la prueba para que la persona parezca estar enferma y le daña físicamente para producir síntomas.
Las víctimas son personas vulnerables y pueden someterse a pruebas médicas dolorosas que no necesitan, incluso pueden enfermar, lesionarse gravemente o morir debido a las acciones del cuidador. Además, los niños que son víctimas de esta persona pueden tener problemas físicos y emocionales de por vida y tener el Síndrome de Munchausen en la edad adulta.
¿Cómo saber si una persona tiene Síndrome de Munchausen por poderes? Lo primero que debe hacer el profesional de la salud es verificar los registros médicos de un niño en busca de pruebas, tratamientos y estancias en el hospital, para determinar si un problema de salud es real o no.
Además, pueden sospechar de este problema cuando el paciente tiene una enfermedad repetida o inusual y no se puede encontrar una razón, o cuando no mejora, incluso con tratamientos que deberían ayudar. Los síntomas solo ocurren cuando el cuidador está con el paciente o lo ha estado recientemente, pero los síntomas mejoran o desparecen cuando el médico no está presente o no está siendo observado de cerca.
También se puede sospechar cuando un cuidador cambia repentinamente de médico y miente sobre pruebas y tratamientos previos, cuando los resultados normales de las pruebas no tranquilizan al médico, cuando otro miembro vulnerable de la familia ha sufrido una enfermedad inexplicable o cuando el otro padre no participa en el tratamiento del niño.